Recientemente la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha alertado sobre la baja financiación para los sistemas agroalimentarios climáticamente inteligentes. Según esta organización y concretando, la financiación global dedicada específicamente al desarrollo de sistemas agroalimentarios resilientes al clima, disminuyó considerablemente en 2021, alcanzando sólo 19 mil millones de dólares a nivel mundial, lo que representa una disminución del 12% en comparación con el año anterior.
La FAO explica que en el periodo comprendido entre el año 2000 y 2021, se invirtieron 183 mil millones de dólares en el desarrollo de sistemas agroalimentarios climáticamente inteligentes, pero más de la mitad de esa inversión se realizó a partir del año 2016. Sin embargo, la caída drástica de la financiación que se produjo en 2021 ha suscitado gran preocupación debido a la urgencia de abordar el cambio climático.
Otra cuestión que destaca la organización es la disparidad del financiamiento entre sectores, apuntando que la industria del transporte experimentó un aumento considerable de casi cuatro veces en el financiamiento para el desarrollo relacionado con el clima, en el mismo período. Para la FAO se trata de una discrepancia, que plantea interrogantes sobre la asignación de recursos en la lucha contra el cambio climático.
Según los datos analizados, la distribución geográfica de la financiación muestra una disminución significativa en Asia, por otro lado, América Latina y el Caribe experimentaron un modesto aumento del 6%. La organización asegura que hay una gran necesidad y urgencia para fortalecer la resiliencia de los sistemas agroalimentarios en estas regiones, y la razón es simple, se enfrentan a condiciones climáticas más adversas que afectan y afectarán en los próximos años a la agricultura.
La financiación climática para los sistemas agroalimentarios es muy baja y desde la FAO se advierte de la pérdida de oportunidades al no aumentar las inversiones en soluciones y acciones para sistemas agroalimentarios, y es que se está desaprovechando la capacidad única de estos sistemas para abordar la crisis climática, algo que está afectando a los agricultores de todo el mundo que actualmente, necesitan conocimientos, tecnologías e innovación para adaptarse a los impactos del cambio climático.
Recordemos que según el IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático), las respuestas efectivas para mitigar y adaptarse al cambio climático implican un desarrollo resiliente al clima, y especialmente en los sectores de la alimentación y la agricultura, algo de lo que hablábamos aquí. Tampoco hay que olvidar que es necesario abordar las emisiones derivadas del sistema agroalimentario, trabajar para reducir las emisiones derivadas de la agricultura, mejorar la seguridad alimentaria y salvaguardar los medios de vida de los agricultores, algo que destacábamos en el post sobre el acuerdo histórico en la COP28.
Volviendo a la noticia, en términos de financiación la FAO ha informado que en 2021 el 59% procedió de recursos bilaterales, el 35% de proveedores multilaterales y sólo el 5% fue aportado por el sector privado. África subsahariana fue la región que obtuvo la mayor parte de la citada financiación (53%), procedente principalmente de la Unión Europea y especialmente de Alemania.
La FAO señala la existencia de mecanismos financieros, como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el Fondo Verde para el Clima, que se destina a ayudar a los países para que puedan abordar el impacto del cambio climático en el sistema agroalimentario. Por otro lado, la Iniciativa Alimentación y Agricultura para una Transformación Sostenible (FAST), trabaja para abordar el déficit de financiación, centrándose en mejorar la cantidad y calidad de la financiación climática.
En resumidas cuentas, la reducción de la financiación para sistemas agroalimentarios resilientes al clima, es una señal de alarma que emerge dentro de la creciente urgencia de abordar el cambio climático. Las cifras muestran que existe una gran necesidad de inversiones sostenibles y colectivas en soluciones climáticas, sobre todo con el objetivo de brindar apoyo a los agricultores y familias más vulnerables. Por ello, se pide una mayor colaboración global y un incremento significativo de la asignación de recursos para aprovechar el potencial que tienen los sistemas agroalimentarios en la lucha contra la crisis climática.
El tema es interesante, se podría decir que aunque se hable y se coloque el acento en la urgencia para financiar sistemas agroalimentarios resilientes al clima, la voluntad para ello se reduce y no parece importar lo que puede ocurrir en un futuro a corto y medio plazo. Podéis conocer más detalles sobre este problema a través de este artículo publicado en la página de la FAO.