Los envases irrellenables, un camino aún por recorrer según la Interprofesional del Aceite de Oliva Español

Hace un par de semanas hablábamos sobre la normativa de las aceiteras irrellenables y de su efectividad dos años después de su implantación. La conclusión general es que ni se cumple la normativa ni se hace nada para que esto cambie, por lo que la pregunta entonces es quién ha salido ganando con todo el movimiento que en su momento provocó, y también quién ha salido perdiendo, cuál fue el objetivo real en su momento, si se tuvo en cuenta la opinión de los consumidores… en fin, lo cierto es que surgen muchas preguntas y no sabemos si en alguna ocasión habrá respuesta.

Retomamos el tema porque hace un par de días recibimos una nota del presidente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, Pedro Barato, en la que hace su balance de los dos años de aplicación del Real Decreto de la 895/2013 de 15 de Noviembre, que entró en vigor el 1 de marzo de 2014, y queremos compartirlo con vosotros para que conozcáis el parecer de parte del sector.

Podemos decir que el título de la nota lo dice todo: ‘Los envases irrellenables, un camino aún por recorrer’, y es que Pedro Barato reconoce que la normativa sobre la presentación de los aceites de oliva en las salas de hostelería y restauración no ha dado los resultados esperados, dice así: “A día de hoy seguimos encontrando, en ciertas ocasiones, aceiteras cochambrosas en bares y restaurante de todo el país. Algo especialmente doloroso en zonas productoras como Jaén, Córdoba, Ciudad Real, Cáceres o Madrid”. Y la Comunidad Valenciana, y Navarra, y Granada…

El presidente de la Interprofesional del Aceite de Oliva explica que el control y la persecución de las irregularidades que se están cometiendo está en manos de las autoridades de consumo de las Comunidades Autónomas, y que no existe un registro de infracciones ni de dónde se producen, de hecho, ni siquiera le consta que se haya integrado en los planes de control la inspección sobre el cumplimiento de esta norma. Y ya es extraño, porque tal y como explicábamos aquí, los hosteleros que incumplieran la normativa del uso de aceiteras irrellenables podrían enfrentarse a una multa de entre 600 y 600.000 euros, algo desorbitado, por cierto.

Pedro Barato también quiere mostrar el lado positivo del ‘proyecto’ del uso de las aceiteras irrellenables, además de dar un toque de atención a todos los que auguraban un futuro apocalíptico a los establecimientos hosteleros por tener que cumplir con la normativa, y es que está seguro de que ningún bar ha tenido que cerrar por el supuesto incremento de costes de los nuevos envases o por la generación de una mayor cantidad de residuos. Pero este argumento es papel mojado, ¿no hemos quedado que la norma no se cumple?

No obstante, parece que en su opinión, y según sus propias comprobaciones, ‘muchos bares y restaurantes de nuestro país cumplen la norma y lo hacen desde la normalidad’, no nos atrevemos a decir ‘la inmensa mayoría’ como afirma Pedro Barato porque no es así. Lo que sí puede ser cierto es que en los establecimientos en los que actualmente se sirve un buen aceite de oliva virgen extra en su botella y debidamente etiquetado para informar al consumidor, los clientes quedan más satisfechos.

Otro aspecto positivo es que a raíz de la normativa ha aumentado el conocimiento sobre el aceite de oliva tanto en profesionales del sector hostelero como en consumidores, descubriendo los AOVEs monovarietales, las Denominaciones de Origen, los distintos tipos de aceite y sus características… Pues que no se lo piensen más, que incluyan la asignatura de nutrición y alimentación en las escuelas, que seguro que además de beneficiar a los productores de buenos AOVEs, beneficiará a toda la población.

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