Caja para hilo de cocina

¿En cuántas cocinas hay una bobina de hilo bramante rondando por cualquier cajón?, se trata de un elemento muy práctico, imprescindible para realizar distintas preparaciones culinarias (aunque en algunos casos se sustituya por mallas o cuerdas de silicona), pero es barato, hay mucha cantidad en un ovillo… y quizá por esto y otras cuestiones no se trata como se debe. A veces se olvida que este material de cocina va a entrar en contacto con los alimentos.

Nos resulta curioso también lo poco que piensan en la preservación higiénica del hilo de cocina a la hora de comercializarlo, lo hacen como si fuera un hilo para coser, lleva un simple plástico que lo envuelve o una bolsita para el momento de la venta, pero al retirarse para dar uso al hilo, queda desprotegido. Una vez en la cocina, ¿dónde guardarlo?, pues al cajón y de ahí a la mesa de trabajo, y mientras se está bridando un ave se aparta la bobina porque molesta, o necesitamos coger otro trozo de hilo y… las bacterias van buscando su sitio.

Nos parece imprescindible que el hilo de cocina se introduzca en un recipiente apropiado desde su primer uso, preservado del polvo, de la suciedad ambiental y de la que se puede transmitir en la cocina. Pero no abundan las cajas para hilo de cocina, por eso hace un tiempo os mostramos un truco o una forma de reutilizar un dispensador de azúcar.

Otra forma de improvisar una cajita para el hilo de cocina, práctica y reutilizable, es utilizando un tarro de cristal con tapa, a ésta hay que practicarle un pequeño agujero para que pase el hilo y listo.

Lo bueno de las cajas de hilo de cocina es que además suelen tener el cortador, por lo que no es necesario el uso de las tijeras, simplemente extraer la cantidad de hilo necesaria y cortar, el sistema puede variar entre unos modelos y otros. Ahora bien, cuando se dispone de una de estas cajitas se limita el tipo de bobina de hilo bramante que se puede utilizar.

En las fotos podéis ver dos modelos de contenedores de hilo de cocina, uno de acero inoxidable y otro de plástico. El material de fabricación es básicamente el que marca la diferencia del precio, el primero puede rondar los 18 euros y el segundo los 4 euros.

Sea cual sea el recurso que se utilice, no hay que olvidar que el cordel de cocina tiene que tener toda nuestra atención para mantenerse limpio, tomar sencillas pautas de higiene, como cualquier otra herramienta de cocina.

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