Helado de avellana

Con este Helado de avellana fácilmente podréis decir que tenéis un nuevo helado favorito, sobre todo si como a nosotros, os encanta este fruto seco y además seleccionáis uno de calidad, para preparaciones como esta, donde la avellana es protagonista y va a expresar su sabor, es necesario asegurarse de su calidad.

La elaboración de la receta de helado de avellana es muy sencilla y de verdad, el resultado es espectacular, como el de la mejor heladería. Si vais a tener invitados este fin de semana, empezad a preparar la crema inglesa que es la base, y que vaya enfriando. Por la mañana continuáis con el proceso y para el postre sólo tenéis que preparar unas copas bonitas y servir vuestro helado casero, claro, y esperar los elogios de vuestros comensales, que llegarán.

Ingredientes

  • 700 gramos de crema inglesa
  • 150 gramos de pasta de avellana
  • 60 gramos de azúcar invertido.

Para la crema inglesa
  • 600 gramos de leche
  • 6 yemas de huevo
  • 100 gramos de azúcar
  • 1 vaina de vainilla (las semillas del interior) o unas gotas de esencia de vainilla.

Elaboración

Con bastante antelación prepara la crema inglesa para el helado, esta deberá enfriarse y permanecer al menos cuatro horas, antes de proceder a hacer el helado en la heladora, en caso de hacerlo manual, bastará con que esté fría.

Si preparas la crema inglesa con Thermomix, pon todos los ingredientes en el vaso y programa 8 minutos, temperatura 90º C y velocidad 4. Una vez finalizado el tiempo, comprueba que resulta una crema ligera pero que empaña la espátula, es decir, al arrastrar el dedo por el dorso de la espátula queda rastro.

Entonces vierte la crema inglesa en un cuenco y ponla a enfriar sobre otro cuenco más grande con hielo, así evitarás que continúe la cocción y acelerarás el proceso del enfriado.

Si la vas a preparar en un cazo, pon en éste la leche con dos terceras partes de azúcar, añade la vainilla y lleva a ebullición a fuego medio. Mientras tanto bate las yemas con el resto del azúcar hasta que blanqueen.

Cuando la leche empiece a hervir, viértela sobre las yemas, mezcla bien con las varillas y vuelve a verter la mezcla en el cazo. Cuece unos minutos a fuego lento mientras remueves con una espátula, cuando haya espesado un poco y veas que al pasar el dedo por la parte posterior de la cuchara queda rastro, retira la crema del fuego. Vierte la crema en un cuenco a través de un colador y pósala sobre un cuenco más grande lleno de cubitos de hielo para acelerar el proceso de enfriado.

Si no tienes pasta de avellana, puedes prepararla en un momento, es como preparar una crema praliné pero sin añadir azúcar, tritura las avellanas tostadas y sin piel en Thermomix o un triturador similar, hasta obtener una pasta.

Mezcla el azúcar invertido con la pasta de avellanas e incorpóralo a la crema inglesa, mezclando bien hasta obtener una crema de avellana homogénea, tapa el recipiente y deja que se enfríe bien, durante cuatro horas como mínimo, en el frigorífico.

Llegado el momento de hacer el helado, pon en marcha la heladora y vierte la crema por el bocal, batiéndola previamente cuando la retires del frígorífico. Déjala trabajar aproximadamente durante media hora, después pasa el helado, que habrá cogido aire, aumentado su volumen y tendrá una textura de helado soft, a un recipiente hermético que puedas guardar en el congelador.

Si preparas el helado sin heladora, pon la mezcla de crema de avellana en el congelador en un recipiente con tapa hermética, retíralo cada hora para batirlo y provocar que coja aire, que no se hagan cristales de hielo y que se congele de forma homogénea, hasta que tenga la textura de helado deseada.

Cuando vayas a servir la copa de helado de avellana, retíra el helado unos diez minutos antes del congelador. Acompáñalo de sirope de chocolate, avellanas caramelizadas, barquillos…

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