Las cerezas

Las cerezas son una de las frutas que anuncian el verano y nos deleitan durante los meses más calurosos, es el fruto de un árbol de la familia de las Rosáceas originario de Asia Occidental y Europa, que actualmente se cultiva en numerosos países del mundo con climas templados y cálidos, España es uno de los mayores productores, junto a Estados Unidos, Italia o Francia entre otros. Las zonas de mayor cultivo en nuestro país son el Valle de Jerte (D.O), Montaña de Alicante (I.G.P.), Valle de Caderechas, Bajo Maestrazgo y algunas zonas de Catalunya y Andalucía.

Hay distintas variedades de cerezas, de las que nosotros vamos a hablar son de las cerezas dulces (Prunus avium), las de consumo como fruta con hueso al natural o en la elaboración de postres. Otra variedad también muy popular es la cereza agria, conocida como guinda (Prunus cerasus) y que como sabemos, suele confitarse o destinarse a la elaboración de licores, entre otras cosas. Existe también un híbrido de estas dos que se conoce como Duke.

Podemos encontrar distintas variedades de cerezas dulces, con variables en el calibre, en su forma, pudiendo ser más redondas o acorazonadas, en el color, desde el rosado al granate oscuro, en la consistencia de la pulpa, en la fecha de maduración o cosecha, en el grado de dulzor, etc. Algunas de las variedades más cultivadas son: Napoleón, Burlat, Lapins, Starking, Sumit y Van entre otras, estas variedades suelen estar disponibles desde abril hasta finales de junio.

Después aparecen las cerezas Picotas, cerezas más tardías con un calibre menor, de color rojo oscuro o granate, muy dulces y que se presentan sin rabito. Las variedades de cereza picota con Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte son: Ambrunes, Pico colorado, Pico limón negro y Pico negro, de las que podemos disfrutar hasta el mes de agosto aproximadamente, la ambrunesa es la más tardía.

Las cerezas deben ser recolectadas en su momento óptimo de maduración, pues a diferencia de otras frutas, su dulzor (su azúcar) no aumenta una vez cosechada. Al comprarlas, conviene elegir las cerezas grandes y de color más oscuro, son más sabrosas, brillantes, limpias, con el rabito (lo que no sucede en el caso de las picotas), enteras y tersas. Al ser una fruta que se recolecta cuando está madura, hay que tener también en cuenta que debe consumirse en breve, la mejor forma de conservarlas es en el frigorífico y permitiendo la aireación.

Hay que aprovechar que las cerezas son una de las frutas más aceptadas por los niños, y también por muchos adultos, es muy saludable, aporta nutrientes muy interesantes y es una excelente fuente de antioxidantes fenólicos. El aporte calórico de las cerezas se encuentra en torno a las 58 kcal. por cada 100 gramos. Aproximadamente está compuesta por un 83% de agua, ricas en carbohidratos, en vitaminas A y C (también en menor medida vitaminas del grupo B) y en minerales como el potasio, el magnesio o el calcio, apenas sin contenido en grasas y con el importante aporte de fibra.

Las cerezas son una tentación, y es fácil que si las tenemos a mano, se terminen antes de elaborar alguna receta con ellas, además de postres y dulces, esta fruta es ideal para hacer una guarnición que acompañe carnes como el pato (u otras aves) y carnes rojas. Las cerezas son el ingrediente estrella de una de las tartas más populares, la tarta de origen francés conocida como Clafoutis, y que como os comentamos, se elabora introduciendo en la masa las cerezas con hueso, pues éste, como respuesta al calor del horneado, acentúa el sabor de la fruta.

Aquí podéis ver nuestra receta de Clafoutis, y os recomendamos también probar el Helado de cerezas ahora que vienen días calurosos y disponemos de esta fruta de temporada. ¿Qué otras recetas con cerezas os gustaría probar?

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