Perú sin transgénicos

Perú sin transgénicos y declarado país orgánico y natural, es lo que pretende conseguir Juana Huancahuari, una congresista peruana que parece estar muy concienciada con la importancia de la alimentación ecológica para preservar el medio ambiente y la salud humana.

Parece que algunos países sudamericanos están adquiriendo mayor conciencia que otros países del mundo sobre el peligro que encierran los alimentos transgénicos. No hace mucho hablábamos de Paraguay, el tercer mayor productor de soja transgénica, país que ha decidido finalmente limitar la superficie de siembra de esta legumbre a fin de evitar que el suelo pierda su riqueza. Se trataba de un primer paso para frenar la soja transgénica y que evidentemente no era aceptado por los productores que se dedicaban a su cultivo.

El caso es que la congresista de Perú, cree necesario preservar los recursos genéticos del país y cree, al igual que creen miles de personas, que los alimentos transgénicos no sólo pueden destruir el ecosistema, también puede destruir el sistema de vida y las formas de trabajo tradicionales que han logrado alcanzar un uso sostenible de los recursos naturales. Sería interesante conocer cómo ha afectado la introducción y la proliferación de estos cultivos a través del documental sobre la soja transgénica de Argentina, un ejemplo para comprender por qué la congresista persigue eliminar los transgénicos.

Perú pretende ser un referente reconocido en cuanto a calidad alimentaria se refiere y para ello el proyecto de ley debería prosperar, si esto sucediera, automáticamente los decretos que permiten la introducción y plantación de alimentos transgénicos en el país sin ningún control, serían derogados.

El año pasado diversas plataformas peruanas, como por ejemplo la plataforma ’Perú, país libre de transgénicos’, comenzaron una lucha para que se dejen de cultivar transgénicos y desde entonces están realizando fuertes campañas de concienciación e información a nivel local y muy cercano.

Evidentemente el aspecto económico pesa mucho y quizá existen demasiados intereses que lograrán malograr el proyecto de ley. En nuestra opinión, la biotecnología puede ser un arma efectiva que puede lograr mejorar muchos aspectos de la alimentación y puede permitir afrontar los cambios medioambientales a los que nos estamos enfrentando, pero no del modo como lo están enfocando compañías como Monsanto.

Esta compañía no ha dudado en seguir comercializando productos a pesar de demostrarse que eran peligrosos para la salud humana y para el medio ambiente, véase por ejemplo el caso de la leche y la hormona BST, el herbicida glifosato o los cultivos de algodón de la India que mencionábamos en el post de las berenjenas transgénicas.

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