Los peces son muy vulnerables al cambio climático

Los peces son muy vulnerables al cambio climático, el aumento de la temperatura en los océanos es un hecho constatado y consecuencia de ello se avecinan grandes cambios en la acuicultura y en la pesca. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación) advierte sobre la nueva situación e indica que la seguridad alimentaria de muchos países peligra.

El pasado 8 de julio comenzó un simposio científico en el que numerosos expertos sobre el cambio climático y responsables de las políticas pesqueras en todo el mundo, pretendían mostrar las posibles consecuencias del cambio climático en la pesca mundial y cómo afectarían los cambios a los millones de personas que dependen de la captura de pescados.

Los peces y prácticamente todas las especies marinas responden de un modo distinto a como responden los animales terrestres al aumento de las temperaturas. Las especies marinas con las que se abastece el ser humano son poiquilotérmicas, o lo que es igual, la temperatura corporal que presentan varía en función de la temperatura del lugar donde se encuentran. Si una determinada especie de pescado suele vivir en los fondos marinos en los que la temperatura es de 10º C, una variación de ésta afectaría al crecimiento de la especie, a la reproducción, a su metabolismo e incrementaría las posibilidades de que sufrieran algún tipo de enfermedad.

Podríamos poner un ejemplo de las consecuencias de una variación de temperatura, no hace mucho, en el post Francia se queda sin ostras, conocíamos la grave situación a la que se enfrentaba el sector ostrícola del país. Las ostras que deberían ser comercializadas el próximo año habían muerto irremediablemente, y esto ocurría en la laguna de Thau y en la costa atlántica, es decir, prácticamente en todas las zonas ostrícolas se había perdido la producción del próximo año. Tan grave es la situación, que muchos de los que se dedicaban a este sector, ya han empezado a buscar otros trabajos sabiendo que será imposible vivir de las ostras el próximo año.

Todas las ostras pequeñas habían muerto y los científicos barajaban varias hipótesis, pero la que adquiere mayor fuerza es la que se encuentra sujeta al calentamiento de la Tierra, al parecer, se habían detectado masas de agua con temperaturas anormales que alcanzaban los 20 grados centígrados. Las ostras son muy susceptibles a los cambios y en este caso, el cambio de temperatura ha acabado con ellas. Lo ocurrido en Francia, es una muestra que coincide con la advertencia que lanza la FAO.

La FAO indica que los efectos ya se han empezado a dejar notar, las aguas superficiales y las aguas profundas se están calentando, hecho que está provocando que el pescado cambie su habitual ubicación y se dirija hacia aguas más frías, hacia los casquetes polares. Esta nueva situación dejará sin pescados a muchas zonas tradicionalmente pesqueras y las políticas de pesca actuales ya no tendrán razón de ser, será necesaria una nueva distribución marina para poder pescar. Claro, que esto sería en el mejor de los casos, en el peor, se generarían con otras especies situaciones como la acaecida con las ostras francesas.

No sólo se lucha contra el aumento de temperatura, los cambios de salinidad, en unos casos aumentando y en otros disminuyendo, también afectan seriamente a la población marina. Las consecuencias para la seguridad alimentaria están prácticamente garantizadas, un cambio de disponibilidad de los pescados, ya sea en cantidad o calidad, alterará seriamente la garantía alimentaria de muchas personas, especialmente en las comunidades pesqueras. La FAO advierte que incluso en las zonas del mundo donde el riesgo es menor, también pueden ser vulnerables, estamos ante un drástico cambio que beneficiará a unas zonas y perjudicará a otras, aunque será mayor el perjuicio que el beneficio.

Si los científicos alertan de esta situación y además existen pruebas del cambio que se está produciendo, lo lógico sería prever esos cambios, buscar alternativas para quienes dependan de la pesca en las zonas de mayor riesgo y no esperar a que desaparezca el sustento para ponerse manos a la obra. El calentamiento de los mares es actualmente un hecho y no se puede revertir, si a Francia ha afectado el cambio de temperatura de las aguas acabando con la población de ostras, es lógico predecir que las comunidades pesqueras gallegas y de toda la vertiente cantábrica sufra también algún tipo de problema con las especies marinas con las que suelen faenar.

La nueva distribución de los peces es un hecho y una respuesta al calentamiento global. Es posible que en años venideros muchas de las especies que estamos acostumbrados a comprar en las pescaderías desaparezcan.

Vía | FAO

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