Receta de galletas crujientes de avena y proteína, con un delicioso sabor a mantequilla y limón

Una de las recetas con la harina de avena integral enriquecida con proteína que más se repiten en casa, es la de las galletas, aunque no siempre es la misma. No es que comamos galletas muy a menudo, pero siempre nos gusta tener un tarro en la despensa, y a menudo son las visitas quienes hacen buena cuenta de ellas. El caso es que hoy queremos enseñaros una de las recetas más sencillas para hacer unas galletas crujientes de avena y proteína.

En esta ocasión utilizamos una harina con sabor, concretamente con sabor a ‘tarta de limón’, de ahí que estas galletas crujientes ofrezcan un delicioso sabor a mantequilla y limón. Obviamente, hay recetas de galletas en las que utilizamos directamente piel de limón o su zumo recién exprimido. Pero hay momentos para todo, y en este momento hemos usado la harina preparada que podéis ver en esta tienda online, especializada en nutrición deportiva y alimentación funcional, entre otras cosas (algunas de las prendas de deporte que utilizamos también son suyas).

Esta harina de avena integral con proteína de suero es una mezcla lista para cocinar hecha con avena integral instantánea (66%) y concentrado de suero (30%), sin azúcares añadidos (endulzada con sucralosa). Simplemente añadimos polvos de hornear, leche y mantequilla, y el resultado son unas galletas doradas y muy crujientes, y perfuman la cocina que da gusto. En caso de utilizar harina de avena normal, ya lo sabéis, podéis darle un toque de limón con la ralladura de su piel.

Ingredientes (20 uds.)

• 200 gramos de harina de avena y proteína (usamos esta)
• 10 gramos de polvos de hornear
• una pizca de sal
• 80 gramos de mantequilla
• 100 mililitros de leche (o un poco más si la pide la harina).

Elaboración

Pon en un bol la harina de avena + proteína y añade los polvos de hornear, la pizca de sal y la mantequilla cortada en dados.

Mezcla con los dedos la mantequilla con los ingredientes en polvo hasta conseguir una especie de arena. Entonces, añade la leche poco a poco para ajustar la cantidad que necesitas. En caso de excederte un poco, bastará con añadir un poco más de harina.

Trabaja la masa (pero sin amasar demasiado) hasta obtener una masa firme y forma una bola, tápala con film de cocina y deja reposar en el frigorífico, al menos media hora. De este modo la masa se hidratará, se endurecerá y los sabores se integrarán.

Tras el reposo, extiende la masa de las galletas en la mesa de trabajo, puedes poner una hoja de papel vegetal debajo. Encima pon film para pasar el rodillo y que no se pegue. El grosor de la masa de galletas puede rondar un centímetro.

Con ayuda de un cortapastas, el que tengas o el que más te guste, corta la masa de galletas. La masa sobrante, vuélvela a estirar y prepara más galletas, así hasta terminar con la masa.

Dispón el proyecto de galletas en la bandeja del horno cubierta con papel vegetal o Silpat, mientras se calienta el horno con calor arriba y abajo (sin ventilador) a 200º C. Bate el huevo y pincela las galletas para que adquieran un tono más brillante durante el horneado.

Cuando el horno haya alcanzado la temperatura, introduce la bandeja a altura media y programa unos 18-22 minutos, cuanto más estén más crujientes quedarán. Así que si te gustan las galletas un poco más tiernas, no las hornees más de 18 minutos, incluso menos. El color también será más suave.

Una vez que las galletas estén a tu gusto, retíralas del horno y pásalas con cuidado a una rejilla para que se enfríen. Después, están listas para disfrutar de ese bocado crujiente con sabor a mantequilla y limón que conquista totalmente.

Acabado y presentación

Puedes conservar las galletas para el siguiente desayuno o merienda, en un tarro con tapa hermética. No dejes de compartirlas, porque las cosas buenas si se comparten, se multiplican. ¡Buena cocina y buen provecho!