¿Carrefour provoca la confusión de los consumidores en los alimentos que vende a granel?

Según la ordenanza del Comercio Minorista de la Alimentación, en la venta fraccionada de alimentos los productos deben estar expuestos para la venta con rótulos o carteles que sean perfectamente legibles, la información sobre el precio debe tener en cuenta la normativa vigente sobre la unidad de medida que corresponda según el alimento, sea kilogramos, pieza, litro o docena.

La exposición de los alimentos se debe realizar ajustándose a los mencionados requisitos, los consumidores no tienen que realizar cálculos mentales sobre el coste de la cantidad del alimento a granel que hayan seleccionado. Según el Real Decreto 3423/2000, de 15 de diciembre, por el que se regula la indicación de los precios de los productos ofrecidos a los consumidores y usuarios, existe la obligación de que haya armonía a la hora de mostrar precios, es decir, se deben mostrar los precios tomando como referencia la misma unidad, por lo que no se puede exponer el precio de una marca de jamón serrano por kilo y en la mísma zona expositora mostrar otro jamón serrano cuyo precio se exprese en otra unidad, por ejemplo por 250 gramos.

Explicamos esto porque hace unos días, haciendo cola en la caja del hipermercado, una mujer se quejó del precio que estaba pagando por el jamón serrano que había comprado a granel, tres veces más de lo que ella había calculado. Cuando le acompañaron a la charcutería para verificar el error, parece ser que el precio no estaba expresado por kilo, sino por cuarto de kilo de producto. Ayer nos acercamos al centro y quisimos verificar este dato, pensamos que quizá habrían modificado la exposición de precios para evitar confundir a los consumidores, pero no.

Carrefour provoca la confusión de los consumidores en los alimentos que vende a granel, algunos jamones se comercializan con un precio expresado por cuarto de kilo, otros por kilo, y otros como el centro de jamón ibérico de cebo deshuesado para tapas, con un precio expresado por cada 150 gramos. Pero ocurre igual con otros productos que estén tras el mostrador, se mezclan distintas unidades de peso y teniendo en cuenta que estamos acostumbrados a comprar por kilo, es lógico que se pueda confundir a los consumidores, además recordemos que el precio de los alimentos afecta a la elección de compra.

Parece que la estrategia es bastante clara, las marcas de jamón que son más caras son las que expresan el precio en cuarto de kilo, los más baratos el precio mostrado es por kilo, de este modo se logra crear una especie de hegemonía en los precios. A esto hay que añadir que la unidad de medida utilizada en la pizarra indicativa del precio, se muestra con una letra bastante pequeña, para las personas más mayores puede ser difícil leerla con claridad, si a esto sumamos que están acostumbrados a comprar por kilo, la sorpresa se la llevarán cuando llegue la hora de pagar en caja. Cuando se hace una compra grande es posible que el precio real del jamón pase inadvertido hasta que se revise el ticket de compra, algunos más precavidos lo revisan en el propio establecimiento, pero muchos consumidores lo hacen en casa o ni siquiera se molestan en comprobar el precio al que le han cobrado cada producto, y hay muchos fallos…

Lo primero que debería llamar la atención es que un jamón ibérico de calidad no puede tener un precio similar al de un jamón de batalla, eso es lo que ocurre cuando se colocan los dos productos cuyos precios toman unidades de peso diferentes. Para algunas personas, como la señora que se quejaba en la caja, era una ganga, una rebaja de precios que no debía dejar pasar. Carrefour debería abandonar esta práctica y expresar el precio de los alimentos que comercializa a granel en la misma unidad de peso, no se puede recurrir a estas prácticas para intentar dar más salida al jamón que es más caro.

Por tanto os recomendamos que cuando vayáis a comprar en Carrefour o a cualquier hiper o supermercado, os aseguréis que la información que se muestra es precio por kilo, es también el modo en el que la mayoría controlamos si un producto tiene un precio justo.

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