Quiche de queso, tomates y panceta

Una suculenta Quiche de queso, tomates y panceta ha vestido hoy nuestra mesa. Un quiche es una tarta salada cuyo origen se encuentra en la cocina francesa, como os comentábamos al preparar la masa quebrada, con la que elaboramos esta Quiche de queso, la más conocida es la Quiche Lorraine (tenemos la costumbre de llamar a esta tarta en femenino…), muy similar a esta.

La elaboración de la quiche es muy sencilla y se pueden hacer mil y una recetas de quiche. Esta es nuestra propuesta de hoy, esperamos que os guste y que compartáis las vuestras.

Ingredientes (4-6 comensales)

  • Masa quebrada (ver preparación)
  • 200 gramos de nata
  • 130 gramos de panceta
  • 1 cebolla tierna
  • 130 gramos de tomates cherry
  • 3 huevos
  • 100 gramos de queso Maasdam o el que te apetezca
  • nuez moscada
  • pimienta negra
  • orégano
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal.

Elaboración

Mientras das el primer horneado a la masa quebrada, pela y corta la cebolla en pluma, sofríela en un poco de aceite de oliva a fuego medio y cuando empiece a estar tierna añade la panceta cortada en dados, rehoga tres o cuatro minutos y retira del fuego.

Mezcla con las barillas la nata y los huevos a los que habrás añadido sal, nuez moscada y pimienta negra al gusto. Incorpora a continuación la panceta con la cebolla y vierte esta mezcla en la masa quebrada pre-horneada.

Incorpora los tomatitos cherry procurando que queden bien repartidos y seguidamente el queso cortado en daditos. Espolvorea un poco de orégano e introduce en el horno precalentado a 180º C.

Hornea con el gratinador encendido unos 10-15 minutos, comprueba que ha cuajado el relleno de la quiche pinchando con un palillo. Puede tardar más o menos según el horno y el tamaño de la tarta, que por cierto, también puedes hacer en tamaño individual.

Cuando la Quiche de queso, tomates y panceta esté cuajada y dorada en su superficie, retírala del horno. Si quieres que resulte más jugosa no la hagas demasiado.

Emplatado

Esta deliciosa tarta salada o quiche no necesita más presentación que el aroma que invadirá la cocina y llamará a los comensales a la mesa. Está exquisita recién hecha, pero si quieres tomarla fría también estará genial.

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