Salsa de cerezas picante

Hay frutas que funcionan de forma espectacular para hacer salsas que aderecen platos de carne, pescados, verduras… una de ellas son las cerezas, nos proporcionan, además de un llamativo color, un sabor dulce, almendrado y floral, cocinadas con hueso como en el Clafoutis, es como mejor se expresan, aunque para muchas elaboraciones se prefieren deshuesadas, como en esta Salsa de cerezas picante.

En esta salsa se juega aún con otro sabor, y desde ya os comentamos que tenéis la opción de omitir la guindilla si queréis una salsa de cerezas para acompañar vuestras carnes, pescados ahumados, quesos (está estupenda con el queso de cabra), que no resulte muy picante. La cantidad de jengibre que se incorpora también se puede subir o bajar según agrade al personal, ya sabéis que su nota de sabor es algo picante, cítrica y refrescante.

Ingredientes

  • 1 chalota
  • 5-10 gramos de raíz de jengibre (al gusto)
  • 225 gramos de cerezas deshuesadas
  • 100 gramos de agua
  • 50 gramos de vino tinto
  • 10 gramos de azúcar
  • 1 guindilla
  • pimienta negra recién molida
  • sal
  • aceite de oliva virgen extra.

Elaboración

Lava bien las cerezas, córtalas por la mitad y retírales el hueso. Pela la chalota y pícala bien fina. Pela el jengibre y rállalo con un rallador fino.

Pon una sartén a calentar, a temperatura media-baja, añade un poco de aceite y pocha la chalota con el jengibre. Cuando la chalota esté tierna y casi caramelizada, incorpora las cerezas, salpimenta e incorpora la guindilla.

Rehoga un par de minutos y añade a continuación el agua, el vino y el azúcar. Cuece a fuego lento, moviendo de vez en cuando, hasta que las cerezas estén tiernas y el líquido haya reducido, formando un jarabe ligero.

Retira la guindilla y tritura, en el vaso de la batidora, hasta obtener una salsa fina y homogénea. Pruébala por si es necesario rectificar de sal o especias, si ha quedado muy picante o fuerte de sabor, se puede suavizar a continuación, añadiendo un poco de agua.

Una vez triturada la salsa de cerezas, vuelve a pasarla a la sartén (o a un cazo), y llévala a ebullición poniéndola a fuego moderado y moviendo con una espátula, retira del fuego y deja templar.

La salsa de cerezas picante es ideal para servirla fría, aunque también se puede servir tibia o caliente si se desea. Consérvala en un recipiente cerrado herméticamente y en el frigorífico, si se prepara con antelación o ha quedado salsa para otra comida.

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